Resulta muy conveniente, mejor dicho, resulta imprescindible, que tengamos muy en cuenta que aquella gente, en aquellos tiempos, “gozaban” de una gran incultura y que su léxico era limitadísimo. La mayoría de las personas se manejaban con menos de mil palabras y, por supuesto, dentro de ese exiguo léxico existían muy pocos vocablos que se refiriesen a expresiones técnicas y, todavía menos, que identificasen máquinas voladoras. Esta carencia de lenguaje les obligaba a la utilización de comparaciones y metáforas con la intención de lograr describir un objeto que les era totalmente desconocido.
Con el propósito de lograr una mejor identificación de los términos que maneja Ezequiel, vamos efectuar una reseña de capítulos y versículos que, posteriormente, serán estudiados y comentados. Mediante este procedimiento intentaremos reconocer a que se refiere aquel sacerdote y profeta, hijo de hombre, cuando menciona palabras clave y habla de:
Semejanza (y sus sinónimos); seres vivientes; que no se volvían; ruedas, llantas o aros; manos, brazos, pies, y plantas de los pies; bronce; espíritu; expansión o portentoso cristal; nube e hijo de hombre.
Con el propósito de lograr una mejor identificación de los términos que maneja Ezequiel, vamos efectuar una reseña de capítulos y versículos que, posteriormente, serán estudiados y comentados. Mediante este procedimiento intentaremos reconocer a que se refiere aquel sacerdote y profeta, hijo de hombre, cuando menciona palabras clave y habla de:
Semejanza (y sus sinónimos); seres vivientes; que no se volvían; ruedas, llantas o aros; manos, brazos, pies, y plantas de los pies; bronce; espíritu; expansión o portentoso cristal; nube e hijo de hombre.
Veamos ese vocabulario.
La primera de estas palabras, semejanza, la encontramos en: 1,5, 1,13; 1,14, 1,16; 1,26; 1,28; 10,1, 10,22;
La segunda, apariencia, es utilizada en: 1, 5; 1,27; 10,10;
La tercera, parecido, está en: 1,26 (2); 1,27; 1,28 (2); 8,2 (2); 40,2;
La cuarta, semblanza, se encuentra en otos textos distintos al que estoy utilizando. Semblanza tiene como sinónimos: semejanza, similitud, parecido, etc.
La quinta, figuras, se aplica en 1, 5; 10, 21, en sustitución de semejanza.
La sexta, aspecto, se usa en: 1,10, 1,13, 1,16; 1,27; 8,2; 10,9; 40,3(2); 43,3;
La séptima, a manera de, la encontramos en 1,22.
Ezequiel se expresa en un leguaje casi absolutamente metafórico y, como vamos a comprobar, en el capítulo primero utiliza, indistintamente, en veintiocho ocasiones ––que no son pocas ocasiones––, todas estas palabras que acabo de transcribir. Con esa insistencia nos está diciendo que, por resultarle completamente desconocido aquello que intenta describir, sus expresiones para dar una idea sobre la Gloria, son solamente una semejanza, un parecido.
En 1, 4-10 dice: ...Vi venir... (1,5) y en medio de ella ––se refiere a la nube–– la figura de cuatro seres vivientes. Y esta era su apariencia: había en ellos semejanza de hombre. (1,6) Cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas. (1,7) y los pies de ellos eran derechos, y la planta de sus pies como planta de pie de becerro; y centelleaban a manera de bronce muy bruñido. (1,8) Debajo de sus alas, a sus cuatro lados, tenían manos de hombre ––en otra traducción dice a semejanzade manos de hombre––; y sus caras y sus alas por los cuatro lados. (1,9) Con las alas se juntaban el uno al otro (¿estaban unidos por las alas?). No se volvían cuando andaban, sino que cada uno caminaba derecho hacia delante. (1,10) Y el aspecto de sus caras era cara de hombre, y cara de león, al lado derecho de los cuatro, y cara de buey a la izquierda en los cuatro; así mismo había en los cuatro cara de águila.
Luego, en 1,26: ...se veía la figura de un trono que parecía de piedra de zafiro; y sobre la figura del trono había una semejanza queparecía de hombre sentado sobre él.
Por fin, en 10, 21 dice: ... y figuras de manos de hombre.
Como se puede apreciar fácilmente, aquel profeta o sus traductores o sus sabios intérpretes, obligados por sus evidentes carencias de lenguaje, eran grandes expertos en la utilización de sinónimos o palabras: semejantes, parecidas, del mismo aspecto o apariencia o semblanza o figura.
Como una consecuencia de todas estas descripciones tan caprichosas y variables, debemos entender que aquellos “seres vivientes”:
Tenían una apariencia y semejanza con el hombre, pero..., pero que tenían cuatro caras, cuatro alas, con pies derechos (no se dice cuantos) y plantas de sus pies como planta de pie de becerro. También dice que centelleaban como bronce muy brillante y que tenían cara de hombre, de león, de buey y de águila.
¡Normal! ¿Qué hombre no tiene esas semejanzas? ¿Usted conoce algún ser viviente, algún hombre, sin alas; sin cuatro caras; sin plantas hendidas como un becerro; que no brille como el bronce; que no tenga cara de león, de buey y de águila? No me puedo creer que no conozca, al menos, a un par de individuos así.
Tenían una apariencia y semejanza con el hombre, pero..., pero que tenían cuatro caras, cuatro alas, con pies derechos (no se dice cuantos) y plantas de sus pies como planta de pie de becerro. También dice que centelleaban como bronce muy brillante y que tenían cara de hombre, de león, de buey y de águila.
¡Normal! ¿Qué hombre no tiene esas semejanzas? ¿Usted conoce algún ser viviente, algún hombre, sin alas; sin cuatro caras; sin plantas hendidas como un becerro; que no brille como el bronce; que no tenga cara de león, de buey y de águila? No me puedo creer que no conozca, al menos, a un par de individuos así.
Sin embargo, puede que todo tenga una correcta interpretación, si por ejemplo, cuando leamos seres vivientes, entendamos seres movientes, o mejor, objetos movientes.
1,5;1,13(2);1,14;1,15(2);1,19(2);1,20;1,21;1,22;3,13;10,17; 10,20;
Resulta muy útil y conveniente, como acabo de señalar, poder establecer una diferencia entre seres vivientes y seres movientes (semovientes) u objetos movientes; o sea, seres que se mueven por sí mismos.
Esta es una aclaración para los sacerdotes:
Olviden a los seres vivientes y, por supuesto, a los querubines. Todo lo que se mueve, no tiene por fuerza que estar vivo. El ejemplo más evidente lo tenemos en el automóvil que, como su mismo nombre indica, se mueve por sí mismo, pero que nadie, excepto algún que otro piadoso ungido, pueden afirmar que es un ser viviente.
Por lo tanto, y por resultar muy importante, insisto:
Olvidemos seres vivientes y aceptemos seres u objetos movientes.
1,9; 1,12; 1,17; 10,11 (3)
1, 9: ...que se tocaban las del uno con las del otro. Al moverse no se volvían para atrás, sino que cada uno iba cara adelante.
1,12: Todos marchaban de frente, a donde les impelía el espíritu, sin volverse para atrás.
1, 17: Marchaban hacia los cuatro lados y no se volvían al caminar.
10,11: Cuando andaban, hacia los cuatro frentes andaban; no se volvían cuando andaban, sino al lugar donde se volvía la primera, en pos de ella iban; ni se volvían cuando andaban”.
Este grupo de versículos que acabo de transcribir es muy importante. Es tan importante y significativo, que casi resulta definitivo para ayudarnos a una correcta identificación de aquellos seres movientes y de aquellas ruedas que nos describe el profeta.
Si hay algo que resulta evidente en esos versículos es:
Que Ezequiel insiste una y otra vez -hasta en cuatro diferentes versículos- en algo que le ha llamado poderosamente la atención:
Que “aquello”, sea lo que sea, (ruedas, seres movientes, seres vivientes, querubines) se desplazaban, indistintamente, hacia sus cuatro lados (adelante, atrás, derecha e izquierda).
Que, cuando en su desplazamiento, variaban la dirección, no se giraban.
Intentemos comprender:
¿Sabe usted que es lo que hace una persona, o cualquier otro animal -más o menos racional- cuando va caminando y desea cambiar de dirección?
Pues lo primero que hace es girarse,volverse, para encarar la nueva dirección.
Y eso, precisamente eso, era lo que no hacían los seres movientes. Ellos no se volvían; ellos no se giraban. Ellos variaban o modificaban la dirección sin necesidad de rotar sus cuerpos, sus masas, sus seres.
A ver si me explico:
Como acabo de afirmar, todo lo que se mueve ––hombres, animales y vehículos––, giran la posición de su cuerpo para cambiar de dirección, sin embargo, aquellos seres movientes no lo hacen así.
Si, por ejemplo, una persona camina en dirección norte y desea variar su ruta y encaminarse al oeste, debe girar noventa grados y volverse hacia la izquierda. Naturalmente, también puede optar por caminar de costado, pero eso, además de absurdo, resultaría muy incomodo. Sólo la reina del ajedrez puede moverse en todos los sentidos sin girarse.
Pero además de la voluble dama del tablero, esa especial forma de desplazarse es característica de unas pocas MAQUINAS, que cambian de dirección y son capaces de avanzar, retroceder o moverse a derecha e izquierda, sin modificar su posición, o sea, sin volverse.
Y esta particularidad, unida a la cuádruple insistencia de Ezequiel, se quiera o no se quiera, tiene un importante significado en lo que se refiere a la identificación de aquello que nos describe, a su aire, el ilustre profeta.
1,15; 1,16 (3); 1,17 y 18 (alude a las ruedas sin mencionarlas);1,19 (2); 1,20 (2); 1,21 (2); 3,13; 10, 2; 10, 6 (2); 10,9 (3); 10, 10 y 11 (alude a las ruedas sin mencionarlas); 10,12 (2); 10,13 (2); 10,16 (2); 10, 17 (alude a las ruedas sin mencionarlas); 10,19; 11,22;
Las ruedas se mencionan por primera vez en 1,15.
Veamos tres versiones de ese versículo:
Mientras yo miraba a los seres vivientes, he aquí una rueda sobre la tierra junto a los seres vivientes, a los cuatro lados.
Mirando a los vivientes descubrí junto a cada uno, a los cuatro lados, una rueda que tocaba la tierra.
Al mirar a estos seres me fijé que en el suelo había una rueda al lado de ellos, de los cuatro.
Si meditamos sobre este versículo, extraeremos las oportunas conclusiones y veremos que:
- En los tres versículos se habla de UNA rueda.
- Que esa rueda estaba sobre la tierra o que tocaba el suelo.
- Que esa rueda estaba junto, o al lado, de los cuatro seres vivientes.
Ezequiel habla de una rueda. Y nosotros debemos preguntarnos: ¿Cómo es posible, sin recurrir a los milagros, poner una sola rueda a los cuatro lados de cada uno de los cuatro seres viviente? ¿Como podríamos colocar un solo objeto para que este en contacto con otros cuatro?
Pues muy fácil, sencillamente, colocando ese objeto en medio de los otros cuatro.
Siguiendo con este asunto de las ruedas, veamos ahora tres versiones del versículo 1,6:1, 16: Las ruedas parecían de turquesa, eran todas iguales y cada una dispuesta como si hubiese una rueda dentro de otra rueda.
1, 16 (Otra traducción: Ediciones Paulinas): El aspecto de las ruedas, su estructura, resplandecía como el crisólito. Tenían las cuatro la misma forma, y parecían dispuestas como si una estuviese en medio de la otra.
1, 16 (otra traducción; Internet): El aspecto de las ruedas, su obra era semejante al color del crisolito. Y las cuatro tenían la misma semejanza; su apariencia y su obra eran comorueda en medio de rueda.
Conclusión:
Aquella única y solitaria rueda descrita en el versículo 1,15, y que se encontraba rodeada por los seres vivientes, ya no es tan única ni está tan solitaria. Ahora, en el versículo siguiente (1,16), esa rueda se ha multiplicado por cuatro ruedas, que transmiten la sensación de estar una en medio de la otra. Unas ruedas, que además de ser muy parecidas entre sí, tienen el mismo color, aspecto o semejanza que la turquesa y el crisolito, o sea, que son azuladas. Posiblemente, gris-azuladas.
ALAS:
1,6;1,8(2);1,9;1,11;1,23(2);1,24(2);1,25;3,13;10,5;10,8;10,12;10,16;10,19;10,21(2);11,22;17,3;17,7
Alas, según definición del diccionario, entre otras, tiene estas acepciones:
Parte del cuerpo de algunos animales, de que se sirve para volar.
Parte inferior del sombrero, que rodea la copa, sobresaliendo de ella.
En mecánica, cada una de las paletas alabeadas que parten de un eje para formar la hélice.
Aviación:
Cada una de las armaduras...que, en número par, a uno y otro lado del fuselaje, sirven al avión en vuelo de base de sustentación. Alerón: Timón situado en el borde posterior ... de las alas de los aeroplanos... hacen que el aparato se eleve, descienda o gire sobre su eje.
Cada una de las armaduras...que, en número par, a uno y otro lado del fuselaje, sirven al avión en vuelo de base de sustentación. Alerón: Timón situado en el borde posterior ... de las alas de los aeroplanos... hacen que el aparato se eleve, descienda o gire sobre su eje.
Estas definiciones no permiten conjeturar:
Que esas "alas" estuviesen discuesta a semejanza de las alas de un sombrero.
Que esas alas contuvieran alerones que se desplegaban y se retraían.
Que las alas propiamente dichas, al ser fijas, cubrían el cuerpo.
Que esos móviles alerones, en el momento en que se desplegaban o replegaban hacia lo alto, tocaban las alas y se unían a ellas.
Que esas "alas" estuviesen discuesta a semejanza de las alas de un sombrero.
Que esas alas contuvieran alerones que se desplegaban y se retraían.
Que las alas propiamente dichas, al ser fijas, cubrían el cuerpo.
Que esos móviles alerones, en el momento en que se desplegaban o replegaban hacia lo alto, tocaban las alas y se unían a ellas.
1,7 (3); 2,1; 2,2; 3,24; 6,11; 17,4; 24,23; 25,6; 29,11 (2); 31,4; 32,2; 32,13; 34,18 (2); 34,19 (2); 37,10; 43, 7; 46,2;
El texto dice que las caras eran cuatro, que las alas eran cuatro y que las ruedas eran cuatro, pero no dice cuantas eran las piernas. Deberíamos interpretar que también eran cuatro. Si tenían cuatro caras y cuatro alas, y si son identificados con los querubines caldeos que también tienen cuatro extremidades, ¿por qué no admitir que tienen también cuatro piernas y cuatro bases o pies.
Debemos entender que, cuando Ezequiel menciona piernas y pies, se está refiriendo a los soportes y a las bases de esos soportes (bases articuladas para una mejor sustentación).
PLANTA: (planta de pie)
1,7 (2); 43, 7;
El texto compara la parte inferior de esos pies derechos (soportes), con los cascos o pezuñas de los toros. O sea, partido, divididos o hendidos.
O lo que es lo mismo:
Los soportes se asentaban sobre la tierra mediante una base articulada que facilitaba la sustentación sobre terrenos desiguales.
1,4; 1,7; 1,27; 8,2; 9,2; 22,18; 22,20; 27,13; 40,3;
La explicación a este apartado se encuentra en las notas. Ver (4*).
1,12; 1,20 (3); 1,21; 2,2; 3,12; 3,14 (2); 4,24; 8,3; 10,17; 11,1; 11,5 (2); 11,19; 11,24 (2) 13,3; 18,31; 21,7; 36,26; 36,27; 37,1; 37,5; 37,6; 37, 8; 37,9 (3); 37,10; 37,14; 39,29; 43,5;
En 1, 20 y 1, 21 se dice textualmente: “...porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas”. El espíritu, la fuerza, la potencia que movía todo aquello, estaba en las ruedas.
Desde el principio de los tiempos se ha tendido a identificar la fuerza, el vigor, impulso, la energía y la potencia con el espíritu. De hecho, todos estos vocablos son sinónimos.
Ezequiel quiere decirnos que la fuerza y la energía estaba en las ruedas.
1,22; 1,23; 1,25; 1,26; 10,1;
Expansión o extensión o firmamento de portentoso cristal, nos están hablando de una bóveda o de una cúpula de material transparente ––posiblemente una bóveda tipo horno, de un cuarto o de media esfera––.
En 10, 1 dice textualmente: “... y vi encima del firmamento que estaba sobre las cabezas de los querubines...” Debemos entender que los movientes-querubines estaban debajo de la expansión; a un nivel inferior.
Por lo tanto, el orden de arriba abajo es:Firmamento o expansión de portentoso cristal, ruedas y movientes.
1, 18;
Esas llantas o aros, no son otra cosa sino las ruedas interiores ––ruedas dentro de ruedas––, y que, por cierto, están llenas de “ojos”.
1,8; 1, 13; 6,11, 7,27; 10,2; 10,7; 10,12; 10,21; 11,9; 13,18; 13,20; 13,22; 16,39; 22,13; 22,14; 23,37; 23,42; 23,45; 25,6; 25,14; 30,12; 31,11; 38,12; 39,23;
Cuando aludiendo a los vivientes (movientes), leamos brazos o manos, debemos entender que está refiriéndose a unas articulaciones, ––posiblemente brazos hidráulicos o mecánicos––.
Por otra parte, cuando, tal como consta en 1, 13 de ED. PAULINAS dice: brazos incandescentes a modo de antorchas, debemos entender que está aludiendo a brazos de fuego o llamaradas; lo que en Éxodo se denomina columna de fuego.
NUBE:
1,4; 1,28; 8,11; 10,3; 10,4;
La nube y la gloria forman parte de la grandiosa teofanía que el Libro del Éxodo no presenta en varios versículos. (Éxodo 13, 21-22; 14, 19; 16, 10; 19, 13 y 16; 24, 16; 34, 5; 40, 34-35.)
Aunque esta expresión no es citada hasta el inicio del capítulo segundo del Libro de Ezequiel, no quiero soslayar su comentario y deseo hacer una sencilla pregunta:
¿Cómo llamaría un ser extraterrestre a un ser humano? ¿Tal vez, hijo de hombre? ¿Tal vez, ser humano?
¿Cómo llamaría un ser extraterrestre a un ser humano? ¿Tal vez, hijo de hombre? ¿Tal vez, ser humano?
Y ahora, después de haber identificado, o al menos conocido un poco mejor, el muy personal y figurativo vocabulario de aquellas gentes, ya podemos intentar una interpretación del primer capítulo del bíblico Libro de Ezequiel.
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